La competitividad de la mayoría de las empresas depende de la velocidad de reacción de las mismas ante los cambios constantes de contexto. Las organizaciones líquidas, además de perseguir la generación de capacidades organizativas necesarias, ha de tener las siguientes características:

• Flexibilidad ágil
• Cooperación interna y externa
• Diversidad de contribución
• Responsabilidad y equidad 
• Organización que combine estructuras estáticas con equipos autónomos trabajando en red
• Separación estricta entre personas y puestos
• Políticas de gestión vinculadas al modelo de clasificación profesional (compensación, gestión de desempeño o gestión de talento)

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Medio publicado: Aedipe