El smart working da un paso más allá, puesto que supone la implantación de una cultura y formas de trabajar que impulsan la eficiencia y la efectividad, así como el logro de resultados a través de la flexibilidad, la colaboración y la optimización de herramientas tecnológicas y entornos de trabajo.

El término smart flexibility nace de la fusión entre el concepto de trabajo flexible y el de smart working.

Un lugar de trabajo smart flexible incorporaría las siguientes variables que, no sólo impactan directamente en la cultura corporativa, si no que, además generan beneficios con un impacto directo en el negocio¨:

• Equilibrio entre las necesidades de la organización, compañeros, clientes y vida personal.

• Fórmulas de trabajo flexibles adaptadas a las necesidades del colaborador: dónde, cómo y cuándo quieras.

• La tecnología como principal facilitador.

Irene Arensburg y Silvia Álvarez, gerente y consultora de PeopleMatters respectivamente, aseguran que una de las principales ventajas que las organizaciones promotoras de una cultura smart flexible han experimentado, está vinculada a la atracción y fidelización del talento.

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Medio publicado: Capital Humano